Mikonos natural,muy sensual y llena de vida

Molinos de viento: Conforman la imagen más característica de la parte alta de Míkonos. Se sitúan en dos grupos: al sur de barrio de Alefkándra se alinean los cinco Molinos de Abajo y al este del paso Matiogianni se sube hasta los Molinos de Arriba, de los cuales el de Bónis es visitable

La Pequeña Venecia se compone de casas de dos pisos venecianos de colores muy brillantes, construida muy cercanos unos del otro, con porches de madera y balcones de colores, que recubre el paseo marítimo, casi cayendo en el mar. Todo esto forma una imagen única y maravillosa que encanta a todo el mundo por su increíble belleza y su ambiente mágico. Hay muchos cafés y bares de moda que se encuentran en la Pequeña Venecia, que se convierte en una zona muy festiva y animada durante la noche.

La mayoría de los visitantes a Mykonos coinciden en que ver la puesta de sol es una experiencia surrealista. 

Un pequeño centro urbano en cuyas laberínticas calles pasa el tiempo sin que uno se dé cuenta: cafés, tiendas, restaurantes, todos inmersos en un mar de paredes encaladas donde el colorido de puertas, ventanas y flores rescata a los ojos de un naufragio en aguas blancas. Abajo, en el suelo, también fluyen infinitos ríos de blanca cal decorando el pavimento: aquí dibujado un pulpo, allí un pez, más adelante un ojo deseando buena fortuna… el caminante se pierde en su laberinto de calles, mas no parece preocuparle. Ni siquiera le importa si ha pasado ya tres veces por el mismo lugar: la luz de Grecia hace que un rincón parezca diferente a cada momento.

Exótico y con mucho glamour, CAPRICE BAR es un clásico en las noches de Mykonos. Situado en la Little Venice ( la pequeña Venecia), la buena música se mezcla con las olas que rompen en sus terrazas y las barras decoradas con centros de frutas.

Unos blancos increibles a juego con unos cielos de lo más azules y contrastados. Una ciudad para parejas, para jovenes, para fotografos, pintores, familias, etc.
MYKONOS,Minuscula, blanca, soleada, llena de diminutas iglesias aisladas y perfumadas por el intenso olor a tomillo, sus callecitas adoquinadas acentuan el azul turquesa del mar Egeo que reina en este peculiar archipielago de islas Ciclades convirtiendolas en el arquetipo por antonomasia de las insulas griegas.